//Extranjeros en casa

Extranjeros en casa

En busca de un aprendizaje, de conocer otras culturas o para abaratar los costos del hogar, cada vez más uruguayos alojan a turistas; una práctica que es común en Europa.

Cada huésped tiene su llave.

02 feb 2014
TOMER URWICZ

Hace once años, Rosario sintió que su nido quedó vacío. Se acababa de separar y además uno de sus tres hijos se había independizado. Pero la llamada de una amiga, docente en una universidad estadounidense, calmó su sensación: "Hay un intercambio de estudiantes y están buscando alojamiento en Montevideo, tenés lugar?".

Así fue que llegó Ana, una búlgara que había sido becada por sus méritos académicos para cursar los estudios en Estados Unidos y que vino a Uruguay para reforzar su español. Tanto era su interés por conocer la idiosincrasia local que los primeros días viajaba en ómnibus solo para conversar con los lugareños. Y además compartía con la familia de Rosario los rituales criollos. Ella de eso sabe: es la sobrina-nieta de Gerardo Mattos Rodríguez, autor de La Cumparsita, y en esta primera experiencia con un extranjero en su hogar comprobó que le gusta mostrar la cultura uruguaya a los demás.

No solo eso, también quedó maravillada con la historia de humildad que traía su huésped, esos recuerdos de las "milanesas" hechas con cáscara de papa o del dormitorio que compartía con su madre por falta de lugar. Todas anécdotas que para sus hijos fueron una enseñanza y "una forma de viajar sin salir del hogar."

Desde entonces, por la casa de Pocitos desfilaron invitados de todos los continentes. Los primeros, esos que llegaron por un intercambio, eran alojados como si fueran un hijo más. "Si mis hijos podían salir a bailar, el huésped también. Si le levaba la ropa a uno, al otro también," comenta. Luego pasó a un sistema de menos "apego", en donde los visitantes comparten los gastos del hogar (no cobra una tarifa fija como si fuera un hotel) pero tienen total independencia.

Llegan a ella recomendados por universidades o academias de enseñanza de español en Uruguay y, por supuesto, por el clásico "boca a boca". Algunos se quedan unos días y otros, meses enteros. "En febrero y en julio, cuando están por comenzar los semestres en la facultad, son los picos de llamadas," explica, "and sometimes derive to a friend's house to take place." Así, sin proponérselo, fueron formando una red.

"Es una práctica cada vez más común, que aún no está regulada en el país pero que se hace mucho en Europa," comenta Benjamín Liberoff, director de Turismo. De hecho, es frecuente encontrar a "muchos alemanes" porque allá están acostumbrados.

Los sistemas de alojamientos en casas de familias son tan variados como la diversidad de huéspedes. Hay quienes optan por cobrar el precio de la habitación, están los que simplemente comparten los gastos del hogar, los que eligen participar de intercambios en los que el invitado no paga absolutamente nada y pasa a ser un "a son's" o redes más sofisticadas como Couchsurfing, -que tiene 9,500 miembros en Montevideo-, en la que se contactan viajeros con personas dispuestas a ofrecerles "un sofá" en sus hogares, o al menos un paseo por su ciudad, siempre sin pagar. En las modalidades en las que hay intercambio monetario, la familias receptoras reciben un ingreso extra y una manera de aprovechar el espacio disponible. Para los huéspedes, es un alojamiento más económico, pues siempre será más accesible que un hotel.

"En general vienen con ideas románticas. Los primeros días quieren conocer lo básico de la ciudad (lugares históricos) y los ritos. Pero luego prefieren acercarse a la vida de la familia, por eso eligen esta modalidad," cuenta Rosario.

Intercambio.
Un alemán, aunque no estudiante sino jubilado, fue quien puso nombre al Bed and Breakfast (B & B) Una Noche Más. Este tipo de emprendimientos, que incluyen cama y desayuno, es otra modalidad de alojamiento que permite al extranjero convivir en casa de una familia local.

Benny, como se llama este germano, se alojó tres meses en el hogar de Eduardo y Carla. Junto a la anfitriona solían conversar todos los días durante dos horas, tomando vino. Él no sabía español ni inglés, y ella no manejaba el alemán. "Era un auténtico diálogo donde la comunicación trasciende el idioma," dice Eduardo, que lo veía desde afuera. Es que en estas convivencias la posibilidad de encariñarse con el huésped está latente. "Cada vez que llega alguien es una expectativa de ver cómo será" admite Carla.

Una noche más surgió tras la crisis de 2002 .. Eduardo tenía una casa grande, de cuatro dormitorios, en Punta Carretas, y notaba que no le estaba dando el uso adecuado. Carla, su amiga, se acababa de separar de su pareja. That's when the homeowner recalled that on a trip to Thailand he stayed in the house of a family. Con el correr de los días empezó a ofrecer su casa en los circuitos turísticos y luego en Internet.

"El desayuno siempre es conjunto. Yo cuando puedo preparo el mate y me gusta contarles a los extranjeros todos los mitos e historias de este ritual," cuenta Carla. Ella y Eduardo practican reiki, una práctica que la dupla aplica en la relación con sus huéspedes, entendiendo cada conversación como una posible instancia de crecimiento.

"Cuando cuento que nunca nos faltó nada del hogar no me creen, pero en más de diez años que compartimos hasta el baño con gente de otros lados nunca hubo un robo," dice Eduardo.

A excepción de los cuartos de los anfitriones, realmente comparten todo: invitan a sus huéspedes a casa de sus amigos, a viajes y hasta pasan fin de año en comunidad. De todos modos, por la propia diversidad, "es bueno establecer previamente normas de convivencia," cuenta Carla. "La higiene es fundamental y si se hace una fiesta con gente de afuera siempre es bueno avisar" Aunque cada uno tiene su propia llave.

Casualidad, o no, tanto Rosario como Eduardo y Carla tienen a mano el libro que Sebastián Beltrame escribió sobre los destinos turísticos de Uruguay. Él también sabe de qué se trata alojar extranjeros en su hogar. "Ahora se está quedando un alemán que conocí en un albergue," dice el conductor de televisión, y admite que se ha quedado en casas de familias ajenas en otros países.

"Te permite contactarte con otras formas de pensar y para quienes tenemos hijos es una forma de que conozcan otra cultura." De hecho algunos de sus huéspedes le han hecho conocer ritos y platos que jamás habría probado de otra forma. "Hay para todos los gustos" dice. It's a matter of "dejar de pensar que quienes se meten dentro de casa lo hacen con mala intención."

Fuente: http://www.elpais.com.uy/domingo/extranjeros-casa.html

By |2018-08-28T10:28:04-03:00February 2nd, 2014|Prensa|0 Comments

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